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El corcho y sus aplicaciones 

El corcho y sus aplicaciones


Que es el corcho natural?


La industria del vidrio y la cerámica también utiliza granulado y polvo de corcho, discos para pulir y ladrillos refractarios de corcho. Para no cansar enumerando los distintos usos, baste recordar que, además, el corcho se utiliza en la construcción, la industria del frío, los accesorios para automóviles y aeronáutica, la industria química y farmacéutica, la del calzado, la imprenta y en la fabricación de artículos deportivos.
Pero quizás la utilización más clásica y la más importante desde un punto de vista económico sea la de tapamiento de vinos y otras bebidas. La fabricación de tapón de corcho supone el 85% del volumen de negocio del sector corchero en España y en el mundo. Si nos referimos al empleo generado probablemente tendríamos que hablar al menos del 90%. A pesar de las campañas de desprestigio que tan injustamente están desarrollando los fabricantes de otros sistemas de tapamiento, mucho menos idóneos tanto desde el punto de vista medioambiental como de la crianza de los vinos, el tapón de corcho no tiene rival para este fin, hasta el punto que corcho y vino constituyen una conjunción indisoluble.
¿Qué beneficios aporta el aprovechamiento del corcho?
Del corcho obtenemos beneficios directos cuando cumple de modo inmejorable las funciones a las que se destina. Además, el aprovechamiento del corcho produce beneficios ambientales y sociales muy importantes y que deben ser tenidos en cuenta.
Para empezar, la economía y los modos de vida creados en torno al corcho representan una de las razones más importantes para conservar y proteger los alcornocales. Estos bosques y dehesas sólo se distribuyen por siete países del Mediterráneo occidental y mantienen una extraordinaria diversidad biológica. En una superficie de alcornocal equivalente a la quinta parte de un campo de fútbol, se han llegado a encontrar hasta 135 especies distintas de plantas. Por otra parte, estos bosques dan cobijo a alguna de las especies animales más emblemáticas y amenazadas de los ecosistemas mediterráneos, como el águila imperial y otras rapaces diurnas y nocturnas, la cigüeña, el lince ibérico, el meloncillo, el camaleón, la gineta y el ciervo de Berbería (el único ciervo africano). Además, millones de aves migradoras invernan aquí.
Como otros bosques, los alcornocales conservan el suelo, recargan los acuíferos, controlan la ecorrentía y fijan CO2. En este último cometido, el corcho resulta especialmente significativo, ya que es un material de muy larga duración y, por ello, idóneo para “secuestrar” CO2 durante muy largos periodos de tiempo. El alcornoque explotado para extraer corcho, produce casi 5 veces más corcho que un ejemplar intacto, por lo que su utilización comercial aumenta el CO2 fijado. De modo bastante único, los alcornocales (gracias a otra de las características singulares del corcho) funcionan como amortiguadores de los incendios forestales.
La cultura y la economía del corcho
La cosecha del corcho y el resto de las actividades que se desarrollan en el alcornocal, como la ganadería, la producción de derivados del cerdo ibérico o la recogida de setas, han modelado las sociedades de estos parajes que mantienen usos tradicionales muy antiguos y originales. La supervivencia de esta cultura depende de ese sistema, que bien gestionado es capaz de mantener la economía de esas regiones a la vez que preserva el ecosistema en un excelente estado de conservación.
WWF/Adena Mayo de 2006 2
Considerando sólo el corcho, sólo en España están registradas unas 600 empresas dedicadas a la fabricación de productos de este material que dan empleo a unas 3.000 personas. Este dato da una idea de la importancia de la economía del alcornocal si se piensa en la cantidad de empleo necesario desde la gestión forestal de los alcornocales, cosecha, etc. Hasta llegar a las fábricas.
La producción del corcho en cifras
Se han expresado dudas sobre la capacidad de la producción corchera para abastecer a la industria del vino embotellado. Puede resultar revelador examinar con cierto detenimiento las cifras disponibles, teniendo en mente que actualmente los tapones de corcho se emplean en el 80% de las botellas de vino que se producen en el mundo.
La producción mundial de corcho alcanza actualmente las 270.000 Tm al año, que se obtienen de 2.860.000 ha de alcornocales que se distribuyen principalmente por siete países del Mediterráneo occidental. Pero resulta interesante analizar con más detenimiento cómo se distribuye esa producción. Mientras que en Portugal los alcornocales producen unos 158 Kg por hectárea y año y los españoles 107 Kg/ha/año, en el otro extremo, los alcornocales marroquíes producen 48 kg/ha/año y los argelinos 23 kg/ha/año. No obstante la superficie sumada de los alcornocales de Marruecos (377.000 ha) y los de Argelia (440.000 ha), arrojan un total de 815.000 ha que es casi la superficie de alcornocales de Portugal, el primer productor de corcho del mundo. Italia, Francia y Túnez, de productividad media, mantienen en conjunto 287.000 ha de alcornocales que, bien gestionados, podrían producir mucho más de las 28.000 Tm anuales actuales. De estas consideraciones se deduce que con una gestión mejorada, los alcornocales del mundo tendrían capacidad para abastecer a una industria embotelladora enormemente mayor que la actual.
Los beneficios de los tapones de corcho
Recientemente, los investigadores que centran su atención en el mundo del tapón de corcho, han obtenido resultados llamativos y, en casos, sorprendentes. De este modo, a diferencia de los tapones sintéticos, metálicos o de cristal, la relación entre tapón de corcho y vino es una interacción dinámica, contribuyendo el corcho a una más compleja maduración del vino, al cederle compuestos orgánicos volátiles que enriquecen el olor y sabor. Tal es el caso de la vanilina, uno de los compuestos que migra del tapón al vino, profundizando su sabor. Otros compuestos como los elaginatos y antocianinas confieren astringencia y otras características al vino.
Otra investigación reciente ha demostrado que los polifenoles pasan del corcho al vino. Estos compuestos son antioxidantes y contribuyen a reducir el riesgo cardiovascular y retrasa ciertas enfermedades degenerativas. Por otra parte, la reacción de los elaginatos del tapón de corcho (generalmente la vescalagina) y las catequinas del vino produce, entre otros compuestos, acutisimina A, que es un antitumoral 250 veces más potente que los fármacos que se utilizan generalmente para este fin. No obstante estas investigaciones son tan recientes que sus efectos finales están aún por investigar.